Esta granja centenaria conserva todo el sabor y el encanto de la época cuando fue construida: el siglo XIX. Sin embargo, en pleno siglo XXI sus propietarios han decidido remodelarla y renovarla, eso sí, sin que se pierda ni un ápice de su personalidad. Sus interiores destilan buen gusto, mezclando elementos contemporáneos con piezas estilo shabby-chic; pero si hay algo interesante, es sin duda el porche.
Porque es este elemento el que da nombre a la casa: la Granja Flotante. El porche se sitúa directamente sobre un lago, flotando encima de la lámina de agua. La granja está ubicada en Eldred, Nueva York, y enamora a quien la visita con su despliegue de personalidad.
Lo antiguo y lo moderno
El proyecto de reforma fue realizado por el estudio de diseños y arquitectura Givonehome, que se encargó de la rehabilitación integral de la construcción. Todos los detalles (revestimientos, estructuras, mobiliario…) destilan autenticidad, y muchos de ellos han sido recuperados de mercadillos y rastros. Según el estudio, después de cuatro años de trabajo, la casa (que data del año 1820) es un despliegue de contrastes. En ella se mezclan ambientes originales de la época en la que fue construida, con elementos puramente contemporáneos.
Paredes de cristal
Los acabados en cristal, acero y hormigón pulido parecen haber encontrado su sitio en los interiores de la Granja Flotante. Sus espacios no solo son atractivos: son acogedores, confortables y con todos los beneficios que conlleva un estilo de vida sencillo. Las paredes acristaladas ofrecen espectaculares vistas del panorama y dejan entrar la luz natural a raudales, creando una curiosa sensación de fusión interior/exterior.