La discreción de que hace gala esta fantástica villa, situada en la localidad de Alcobaça (Portugal), es probablemente su mayor lujo y virtud. Vista desde determinados ángulos, la vivienda parece desaparecer literalmente y quedar absorbida por la extensión verde que la rodea. Tan solo una serie de superficies de color blanco, así como la refulgente lámina azul de la piscina, denotan la existencia de una casa amplia, moderna y plena de contemporaneidad.
Se trata de un proyecto realizado por el estudio portugués Topos Atelier de Arquitectura, en el que han participado los arquitectos Jean Porcher, Margarida Oliveira y Albino Freitas. La vivienda cuenta con una superficie total de 270 metros cuadrados y se terminó de construir en el año 2011.
Una obra de arte
El cliente se reveló fascinado por la belleza del enclave natural, lo que condujo a la lógica realización de un proyecto donde la arquitectura estorbase al mínimo el paraje natural que rodea a la vivienda. El proyecto escogido, en una sola planta, se orienta en una sola dirección: racionalizar y simplificar la construcción para inscribirla en la anchura de la finca. En lugar de proporcionar el entorno para la casa como “objeto”, se modeló el terreno para adaptarlo a la arquitectura e integrar la vivienda como si fuese una pieza de Land-Art.
Vivir en el paisaje
El procedimiento se reveló muy eficaz a la hora de preserver la vistas, mejorar la sostenibilidad del edificio y, en última instancia, para permitir a la naturaleza recuperar el lugar que le corresponde y reforzar la sensación de que somos capaces de vivir en medio de un paisaje, sin destruirlo o alterarlo en modo alguno.
Fotografías: © Xavier Antunes.