La casa que aparece en las imágenes es un portento de sencillez, y su discreción resulta perfecta para dejar que la naturaleza espectacular que la rodea cobre todo el protagonismo. La villa se encuentra en Paraty, Río de Janeiro (Brasil) y fue construida en el año 2009 a partir del proyecto diseñado por los arquitectos Gabriel Grinspum y Mariana Sima.
La vivienda cuenta con un pequeño embarcadero que sirve para acoger el velero de los propietarios de la casa. Además, en los fines de semana y los períodos de vacaciones, la villa también cuenta con espacio para albergar también a sus dueños.
El proyecto divide la residencia en dos volúmenes. Uno de ellos es una especie de caja sólida revocada en blanco, con ventanas de celosía de madera que filtran la luz y permiten la ventilación, en un paraje donde el calor húmedo es casi omnipresente. El otro volumen está construido con planchas de metal y estructura de madera prefabricada; estos materiales minimizan el impacto ecológico que puede suponer hacer excavaciones y emplear elementos presentes en el entorno.
El emplazamiento de la vivienda dentro del terreno de la finca se vio definido por dos premisas: la necesidad de encontrarse cerca del agua (para que el barco puedan entrar y salir del embarcadero), y la conservación de la vegetación lujuriante de la selva tropical. El terreno se encuentra en Saco do Mamanguá, un fiordo tropical al que solo se puede acceder por vía acuática y en embarcaciones sin motor. De esta forma, la residencia se convierte en una mezcla entre la vida en contacto constante con la naturaleza y los últimos avances en arquitectura.
Fotografías: Mariana Simas.