La casa de Pedro Gandanho, polifacético personaje, está en Torres Vedras, Portugal. Su dueño, arquitecto, escritor, editor, bloguero…, fue el principal responsable del interiorismo, la llamada Casa GMC.
Se trata de una residencia de 400 metros cuadrados, creada en 2010. Mejor dicho, rehabilitada, ya que se trataba de una gran casa antigua, del siglo XIX. El resultado del proyecto desarrollado por Pedro Gandanho fue un cambio radical donde los haya, que convirtió el interiorismo en un espacio vibrante, casi teatral.
El poder del color
Así, la sombría casa se convirtió en un universo cromático. La entrada y la escalera conectan los diferentes espacios de la construcción, distribuida en tres alturas. Definir los interiores es fácil si utilizamos un adjetivo que da en el clavo: diversión, diversión, diversión. Ángulos y formas, tanto en el continente como en el contenido, buscan sorprender, excitar, divertir.
Y es que para crear estilo y definir cada espacio, Pedro Gandanho utilizó el color como recurso principal. Turquesa, amarillo, morado y rojo, en combinación con el blanco, componen una paleta cromática que decora por sí misma.
Los bordes redondeados de algunos muebles y la compartimentalización del espacio recuerda a las casas de la década de los 60, aunque este toque retro se combina con una sensación de gran modernidad. El dormitorio es un ejemplo de ello: blanco, puro, minimalista, con un único elemento diferente: el techo angular. Una casa especial donde las haya, un proyecto de arquitectura e interiorismo que es todo un soplo de aire fresco.