En la populosa ciudad de Seul (República de Corea) existe una ciudad periférica que pertenece a la urbe pero que hoy día se ha convertido ya en toda una ciudad por derecho propio, habitada por setecientas mil personas. Este lugar se llama Anyang, y fue el destino de un evento muy especial: la ciudad de Seúl invitó a arquitectos y artistas internacionales para que entre todos crearan el diseño de un nuevo parque. El resultado fue realmente interesante, y dentro del parque existe una construcción de gran interés arquitectónico, como podéis ver en las imágenes.
Se trata de un refugio destinado a dar cobijo a viajeros, mochileros o autoestopistas y permitirles comer, descansar e incluso encender una varilla de incienso.
El arquitecto que diseñó el edificio es Sami Rintala y su construcción se finalizó en el año 2006. Creado a base de acero, madera, cemento, grava y cristal, el módulo tiene una superficie habitable de setenta y dos metros cuadrados en distintos niveles. Está situado en lo que al final se ha dado en llamar Anyang Public Art Park, una gran explanada que funde arte, naturaleza y arquitectura en el fondo de un valle.
El refugio se alza sobre una pequeña colina boscosa, en el curso de una ruta que lleva hasta las montañas situadas en el otro extremo del parque. El volumen más grande está formado por un gran cubo de acero, mientras que a su alrededor se articulan cuatro habitaciones más pequeñas ubicadas en distintas plantas. Cada habitación está inspirada en la presencia de un elemento de la naturaleza: agua en el sótano, tierra en el patio, fuego en la primera planta y aire en el ático.