La casa que aparece en estas fotografías es realmente inclasificable. En una época en la que las tendencias arquitectónicas tienden a depurar las líneas y los volúmenes hasta dejarlos en su mínima expresión, y en la que la línea recta y el minimalismo son tendencia, es un auténtico soplo de aire fresco encontrarse con una construcción llena de libertad, curvas y originalidad.
La vivienda de las imágenes se encuentra en Chenequa, Wisconsin (Estados Unidos) y ha sido terminada de construir en 2012. El artífice del proyecto ha sido el arquitecto norteamericano Robert Harvey Oshatz.
La casa se encuentra situada en un terreno boscoso, sobre una colina que goza de insuperable vistas sobre un lago. Es una construcción diseñada para una familia en pleno crecimiento. La finca contenía una casa que no era adecuada para las necesidades de sus propietarios, que decidieron derribarla y empezar de cero. La belleza del emplazamiento y del entorno natural animó a los clientes a decidir conservar todos los árboles que había en la finca, y también a escoger una casa realizada con materiales naturales que se integrara perfectamente en el paisaje.
El arquitecto responsable del proyecto tiene como una de sus máximas la siguiente frase: “la arquitectura debería permanecer en paz con su entorno, mientras que sus ocupantes se encuentren en paz en su interior”. Está claro que esta filosofía ha sido aplicada a fondo en la casa que nos ocupa, que ha sido diseñada para ser construida en dos fases: la primera incluye las zona básicas para la vida familiar, ubicadas en el edificio exento, mientras que la segunda contemplará una zona de piscina con cubierta y terraza, y una suite para las visitas de los abuelos. Estamos deseando verla…
Fotografías: Cameron Neilson.
