Esta elegante y sólida construcción fue encargada a los arquitectos Mauricio Pezo y Sofia von Ellrichshausen por parte de una pareja cuya casa anterior fue derribada por la acción de un terremoto en el año 2010. La finca se halla en Concepción (Chile), y sus propietarios pusieron como condición al estudio de arquitectura que su nueva residencia debería resistir otro desastre sin inmutarse.
A pesar de la dificultad intrínseca de proyectar una vivienda con el cristal como protagonista principal, y que pudiese aguantar un movimiento de tierras, el estudio salió más que airoso del encargo con esta fantástica vivienda realizada en vidrio y acero.
La estructura de acero del edificio queda totalmente expuesta al exterior, de forma que enmarca los paneles de cristal que forman las habitaciones superiores, así como dos talleres situados en la planta baja. El metal se ha revestido de un acabado en polvo de color negro, que unifica la estructura y le aporta elegancia. Para preservar la intimidad de los habitantes de la casa y al mismo tiempo dejar pasar la luz, todos los vidrios de la fachada llevan cortinas blancas realizadas en un tejido traslúcido.
La casa se eleva sobre una finca rectangular de tamaño reducido, y se construyó sobre una base de cemento directamente enclavada sobre el terreno. El edificio, como hemos comentado, consiste tan solo de un “esqueleto” de acero formado por vigas de prácticamente el mismo tamaño, que generan seis estancias exactamente iguales. El mobiliario es de estilo simple y minimalista, muy compacto y funcional.
Fotografías: Cristóbal Palma.