Las viviendas sociales, hasta hace bien poco tiempo, se caracterizaban entre otras cosas por su escaso atractivo arquitectónico. Al parecer, entonces los proyectos más estéticos estaban destinados tan solo a quienes se los podían permitir… Afortunadamente las cosas han cambiado mucho en el campo de la arquitectura social, que hoy día puede presumir de llevar a cabo proyectos tan interesantes como el que nos ocupa.
El edificio que aparece en la fotografía, todo un ejemplo de equilibrio y sobriedad dentro de la modernidad, contiene veintitrés viviendas sociales y se halla en la localidad francesa de Béthune. Sus artífices hans sido los profesionales del estudio FRES Architects.
Uno de los rasgos más característicos de este conjunto de viviendas es sin duda el contraste entre la oscura fachada y las claras carpinterías de madera. El revestimiento es de ladrillo gris oscuro, y la disposición aparentemente “caótica” de las ventanas crea un interesante juego de volúmenes que al final, resulta en un equilibrio altamente atractivo. El proyecto está rodeado por distintos edificios de muchos tipos y clases, todos ellos edificados en los años 70, y se encuentra en el exterior de la red de carreteras.
El edificio se ha levantado a lo largo de dos calles y cuenta con cuatro plantas, a las que se les añaden dos pisos más situados en el ángulo de los dos bulevares. Hay un hueco en el primer piso que aporta un cierto ritmo a la fachada y permite establecer una gran terraza para uso de la colectividad. El vestíbulo de entrada se ha concebido como un espacio público cerrado con grandes ventanales de colores, que crea un fuerte contraste entre su ligera transparencia y la rotundidad y solidez del ladrillo oscuro.
Fotografías: Philippe Ruault.