Conservando todo el sabor tradicional de las construcciones típicas de la isla blanca, pero al mismo tiempo dotando a la edificación de una modernidad minimalista indudable, el estudio del arquitecto Diederik Van Maren rehabilitó un bungalow de los años 80 en la isla de Ibiza y lo transformó en una residencia de lujo con cinco habitaciones, que se ha convertido en uno de los iconos arquitectónicos del lugar.
Situada en un enclave excepcional sobre el Mediterráneo, la casa también mira directamente a la capital, Ibiza. Y al fondo, sobre el azul de las aguas, Formentera…
La vivienda fue edificada por la promotora Dita Building, bajo la vigilancia de Van Maren. El arquitecto comentaba que “el edificio original era un bungalow de los años ochenta, feo y con cubierta de teja”. Él lo ha transformado sin duda de arriba abajo: sin embargo, también conservó las medidas y la forma originales, así como el jardín que rodeaba a la casa con sus cipreses y palmeras.
El porche, dividido en zonas de estar y comedor, es uno de los puntos de máximo interés de la casa por su emplazamiento y sus vistas. También lo es la magnífica piscina con suelo de composite imitando teca, que recuerda a las cubiertas de los barcos y no requiere ningún mantenimiento. El azul de las aguas de la piscina refleja el cielo inimitable de la isla, y se hermana intensamente con el mar cercano. En el interior, las paredes y techos blancos en su totalidad combinan el minimalismo y la sobriedad de la propuesta con la tradición constructiva de la isla, creando una vivienda tan lujosa como habitable.