La arquitectura japonesa es sin duda una de las más interesantes, y desde hace décadas viene influyendo de forma significativa en la del resto del orbe. La filosofía zen y el concepto de minimalismo son parte de las arquitecturas de los espacios nipones, que en este caso se reflejan en una casa recta por fuera y curva por dentro, que parece flotar sobre el suelo y está plagada de toques relajantes y vanguardistas.
La Pit House se encuentra en Tamano, Okayama (Japón) y es el resultado de llevar a la práctica el proyecto diseñado por Keisuke Maeda, de UID Architects. La finca se encuentra situada en la ladera de una colina, establecida en distintas terrazas y que se convirtió hace unos años en zona residencial.
Los propietarios de Pit House son una familia con un niño, que estaban interesados en aprovechar las magníficas vistas hacia el norte. El estudio de arquitectura se planteó una innovadora vía arquitectónica para establecer la casa un metro por encima del nivel de la calle. La casa se integra eficazmente en el entorno y se convierte en parte del paisaje, creando una “forma viva” que incorpora el entorno que la rodea en parte de la propia arquitectura. En este entorno se integran tanto la tierra sobre la que se alza la casa, como los cerramientos y muros de las viviendas circundantes.
El principio arquitectónico que se escogió para la casa no se basa en una división entre el interior y el exterior creada mediante un muro, sino en un interior que se convierte en una extensión de la zona externa y conecta ambas superficies, de la misma forma que un pozo (pit, en inglés) no está separado de la tierra. La casa cuenta con seis niveles de alturas distintos incluyendo una planta redonda que se crea “excavando” la superficie. Los seis niveles se comunican mediante un eje central realizado en cemento.
Fotografías: Koji Fujii / Nacása & Partners Inc.