El nombre de esta casa es sencillo y acertado: se llama Narrow House (Casa estrecha) y es obra del arquitecto Bassam El Okeily. El tamaño de la finca condicionó el proyecto desde el principio, ya que la vivienda cuenta tan solo con 5.30 metros de ancho de planta. Construida en el año 2009, la vivienda se alza en la localidad de Bilzen (Bélgica) y su superficie total es de 215,6 metros cuadrados divididos en tres plantas.
“¿Qué es un casa? Un lugar para vivir, para proyectar nuestra felicidad entre cuatro paredes. Y para extender nuestra vanidad hacia el exterior de sus muros”. Es la poética descripción de una casa que hace el arquitecto responsable de este proyecto, y que se adapta a la perfección a la vivienda.
Los propietarios del inmueble son fanáticos del arte contemporáneo, y la verdad es que ahora tienen el privilegio de vivir dentro de una auténtica obra de arte en forma de edificio. La fachada de la planta baja, realizada mediante un paramento blanco impoluto, tan solo cuenta con dos aperturas (la entrada y el garaje). Las dos plantas forman el resto de esta caja arquitectónica, y comparten una gran fachada común formada por paneles acristalados, completamente transparente.
A través de estos paneles es posible divisar dos balcones blancos colocados en posiciones aparentemente imposibles, que recuerdan a las esculturas de Chillida y Oteiza. Además, la fachada acristalada se ilumina por las noches con distintos colores, de forma que los balcones van generando auténticos cuadros tridimensionales. El balcón inferior contiene un rincón de lectura, mientras que el superior es en realidad un estudio de artista.
Fotografías: Tim van De Velde.